En República Checa, en un pueblo llamado Pilsen, nació la pils, la cerveza rubia, clara y de bajo contenido alcohólico, que se ha difundido por los cuatro confines del planeta.
Alemania, además de haber convertido casi en arte la fabricación de esta cerveza de baja fermentación, es famosa por sus innumerables cervecerías locales y familiares. Ambos países además se disputan cada año el dudoso honor de ocupar el primer lugar en el ránking de los mayores consumidores de cerveza per cápita. Sin embargo, por la calidad y variedad de su producción, el título de País de la Cerveza sigue reservado al pequeño reino de Bélgica: sus habitantes pueden jactarse de elaborar ¡400 cervezas diferentes!
Las decenas de variedades se pueden degustar en cada rincón del país y a diferencia de otras bebidas alcohólicas, en general, a precios accesibles. Las hay para todos los gustos: suaves o muy fuertes en contenido de alcohol (entre 3 y 12 grados); cervezas rojas fermentadas en barriles de roble, cervezas blancas (enriquecidas con trigo), doradas, morenas o negras; frutadas (con sabor a cerezas o frambuesas), aromatizadas o endulzadas; cervezas de fermentación espontánea que saben a vino, o cervezas ’trapistas’ elaboradas en monasterios conforme a recetas conservadas desde la Edad Media.
La lista es larga. De las 12 a 15 grandes categorías se derivan un total de 50 a 60 subcategorías, creadas por combinaciones ingeniosas de diferentes tipos de cebada, lúpulo y levaduras, enriquecidas o no con ingredientes suplementarios, y fermentadas a altas o bajas temperaturas, por períodos cortos o prolongados. «Y como cada productor, según la región o localidad, le da un toque singular a su mezcla, resulta que se totalizan unas 400 cervezas diferentes. Lo que no ocurre, por ejemplo, en Alemania, donde los fabricantes hacen productos muy similares»
En Bélgica, además, a cada cerveza diferente le hace honor un vaso especial. En todo café, bar o restaurante que se respete, cada cerveza se sirve en un recipiente especialmente concebido y fabricado para ella. Los hay de todas las formas, tallas y grosores, sus diferencias no son capricho: algunos favorecen la percepción de los aromas, otros afinan el gusto y no pocos influyen en la temperatura de su contenido.
Fuente: historiagastronomia.blogia.com
Foto Plzen-square: czech-transport.com
Foto plzen-mesto: jarka.net